La relevancia de la ingeniería en la sociedad moderna
Cada 6 de junio, la Argentina celebra el Día de la Ingeniería Argentina, fecha que conmemora la graduación del primer ingeniero del país en 1870: Luis Augusto Huergo. Este hito no solo marcó el nacimiento institucional de la ingeniería nacional, sino también el inicio de una transformación profunda en la vida cotidiana de los argentinos.
En una nación tan extensa y diversa como la nuestra, construida día a día sobre grandes desafíos geográficos, climáticos, sociales y económicos, la ingeniería es una herramienta esencial para garantizar el bienestar, la seguridad y el desarrollo sostenible de toda la sociedad.
Ingeniería y seguridad pública: una relación vital
Uno de los aportes menos visibles, pero fundamentales de la ingeniería, es su rol en la seguridad pública. Las infraestructuras de todo tipo (vial, sanitaria, energética, comunicacional, informática, industrial, entre muchas otras) son proyectadas, diseñadas, ejecutadas y operadas por profesionales de la ingeniería, que trabajan para que la sociedad moderna pueda disfrutar de estos sistemas con confianza, seguridad y eficiencia.
Por eso, la ingeniería no admite improvisación. Un error de cálculo, una omisión técnica o una decisión sin respaldo adecuado puede derivar en consecuencias graves: colapsos estructurales, fallas hidráulicas, contaminación ambiental, pérdidas materiales y, en el peor de los casos, vidas humanas.
En este marco, el Colegio de Ingenieros de Jujuy cumple una función sustancial. Los colegios profesionales no solo controlan y regulan el ejercicio profesional, sino que también capacitan, asesoran, promueven la actualización técnica, articulan con universidades y empresas privadas, y generan espacios de debate profesional. Además, defienden el ejercicio digno y responsable de la ingeniería frente a la precarización, la improvisación y el intrusismo profesional, ejerciendo un poder de policía que les ha sido delegado por ley del Estado.
El rol esencial durante la pandemia
Más allá de los grandes hitos históricos, conviene recordar el valor de la ingeniería a partir de nuestras vivencias más recientes. Durante la pandemia de COVID-19, la ingeniería demostró ser una profesión esencial para sostener el funcionamiento del país en uno de sus momentos más difíciles. Con millones de personas trabajando y estudiando desde sus hogares, la demanda de energía, salubridad, agua potable, saneamiento, telecomunicaciones y conectividad creció de manera exponencial. Colegas de todas las ramas trabajaron bajo presión máxima para mantener en funcionamiento los servicios esenciales y garantizar la continuidad operativa en hospitales, centros logísticos, plantas de tratamiento y redes estratégicas. En muchos casos enfrentando condiciones adversas, los ingenieros garantizaron el acceso a servicios básicos de higiene y salud para toda la población.
Sin infraestructura confiable ni mantenimiento técnico, el confinamiento habría sido imposible de sostener.
Se necesitan muchos más ingenieros
La ingeniería no es un conjunto de fórmulas abstractas, como suele creerse erróneamente. Es una profesión profundamente humanista, enfocada en resolver problemas concretos que afectan a miles o millones de personas simultáneamente. Desde la planificación urbana hasta la generación de energías limpias, desde el diseño de rutas seguras hasta el control de erosiones que protegen paisajes turísticos y campos productivos, la ingeniería argentina mejora la calidad de vida en todo el país.
Celebrar este día no es solo mirar hacia el pasado, sino reconocer la importancia estratégica de formar nuevos ingenieros comprometidos con el desarrollo nacional. La Argentina necesita más profesionales ingeniero tanto en el sector privado como en el público: como emprendedores, como asesores, como funcionarios, como ejecutores de políticas públicas vinculadas al crecimiento y a la sostenibilidad.
Existe una relación directa y comprobada entre la cantidad de ingenieros por habitante y el nivel de desarrollo económico de un país. Las naciones líderes en innovación, productividad y exportaciones con alto valor agregado tienen entre un ingeniero cada 2.000 a 3.000 personas. En cambio, Argentina apenas alcanza un ingeniero cada 6.000 habitantes, una cifra baja para un país con vastos recursos naturales y gran potencial productivo.
Hasta que esta proporción no mejore, seguiremos limitados en nuestra capacidad para diseñar soluciones locales, tecnificar la producción y competir a nivel global. Potenciar la formación de ingenieros no es solo una cuestión educativa: es una política de desarrollo estructural, que impacta en la generación de riqueza, la productividad y la equidad territorial.
Que este 6 de junio sirva para que la sociedad reflexione y comprenda cómo esta maravillosa profesión atraviesa silenciosamente nuestra vida diaria, garantizando la seguridad de nuestras familias, el funcionamiento de nuestras ciudades y la posibilidad de un futuro productivo y sustentable para nuestra provincia y nuestro país.
A cada ingeniera y cada ingeniero de la Argentina: ¡FELIZ DIA!, Porque en cada proyecto, cada plano y cada obra, estamos cuidando y mejorando la vida de muchisimas personas.
